Caminaba a trancos enormes, con una cartera de cuero rojo bajo el brazo. Hojeando una libreta mugrienta leía en alta voz la larga lista de pedidos recogidos, equipacion suiza y dilatando su boca de ballenato se reía hasta mostrar el fondo rojo de la garganta y dos hileras de dientes saledizos. Cuando llegaba al escritorio tiraba la cartera a un rincón, y se sacaba el sombrero, un hongo redondo, tan untado de grasa, camiseta seleccion portugal mundial 2022 que con él pudiera lubrificarse el eje de un carro.