En fin. Pero a lo que iba, que me pierdo. Así rezaba uno de los anuncios del Festival Swingfields, una de las fiestas de intercambio de parejas más grandes del mundo, celebrada el pasado fin de semana en la localidad británica de Worcestershire. En Japón 2006 se dieron los primeros pasos del plan, pero no llegó el oro. Error. Gran error. Que no es que no fueran majos, no, eran majísimos, pero nada más abrir la puerta de la casa y ver a ese señor y a su barriga como un Adán cualquiera con una cuchara de madera en la mano y una paño de cocina colgado de un hombro, supe que me había equivocado.