Lo mismo podría decirse de él con las tetas de su amada. En cuanto a las camisetas de los porteros, tanto en la primera como en la segunda equipación se observa por primera vez un juego de rayas horizontales que las hacen completamente diferentes. Extendieron sus toallas a las puertas del chiringo, se quitaron toda la ropa y empezaron a darse crepita el uno al otro.
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Rosón escribiría dos décadas después en un libro sobre la historia «merengue»: “La blusa está cruzada por una ancha banda morada, representativa del austero color de Castilla, en la que figura el escudo de Madrid bordado en colores”. Junta citada del “Madrid Foot-Ball Club” el color del uniforme que ha de lucir el “team” que ha de tomar parte en el concurso (Concurso Madrid de Foot-ball Association), y quedó acordado en un principio, sin perjuicio de las modificaciones que se juzguen precisas, que sea pantalón y camisa blancos, medias y gorra azules y banda morada con el escudo de Madrid bordado en colores».